martes, 23 de enero de 2007

Encuestas deliberativas: sea usted un policy-maker!



James Fishkin, académico de la Universidad de Stanford, publicó en 1990 el libro “Democracia y Deliberación”. Su tesis es que la crisis de la democracia representativa exige buscar nuevas formas de participación ciudadana. La desafección política, los bajos niveles de participación electoral y la desinformación generalizada de la población unida a la sensación de que una elite tomas las decisiones en orden a proteger sus propios intereses, exige buscar nuevos mecanismos.
El académico propone las Encuestas deliberativas como solución. En síntesis, las encuestas deliberativas se organizan a través de pequeños grupos de discusión seleccionados de forma aleatoria, buscando así una participación representativa, tal cual lo hacen las encuestas de opinión pública. En base a un lista abierta de temas, los seleccionados discuten y van generando acuerdos y diferencias respecto a que se debe hacer sobre determinadas políticas públicas. Vía la metodología desarrollada por Fishkin, los policy-makers presentes deliberan los asuntos de su interés.
Su objetivo concreto es generar una base de ciudadanos informados en temas específicos. Ademas, la solución busca ser un aporte en dos sentidos: generar equidad y mejorar la calidad de las políticas públicas. Y si bien su autor pretende llegar más lejos y legitimar la idea de una democracia deliberativa, lo realmente destacable es la posibilidad de contar con nuevos imputs para el sistema político respecto a que piensa la ciudadanía en materias de interés público.
La propuesta académica es hoy un experimento social con numerosas experiencias organizadas desde el centro Deliberative Democracy en la Universidad de Stanford, con otros socios estratégicos como Carnegie Mellon los que han desarrollado una plataforma para hacer las encuestas on line.
La propuesta se está expandiéndoos rápidamente a nivel mundial con casos en EE.UU., Australia, Bulgaria, China, Grecia, entre otros. Dos casos de particular interés son Dinamarca e Inglaterra, donde los procesos fueron realizados en periodos electorales y transmitidos por televisión abierta, logrando incluso poner nuevos temas en la agenda y obligando a los candidatos a complementar sus propuestas con las generadas por esta opinión publica de policy-makers. Sería toda una experiencia que algún canal local importara la idea y lo hicieramos en Chile. Podríamos llevarnos sopresas.

Lea en C&C una entrevista a James Fishkin (Ingles)

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