jueves, 20 de diciembre de 2007

La política es espectáculo y Sarkozy, su mayor estrella


El presidente francés ejerce el poder a la manera de un representante rutilante del mundo del show. Pero no es el único: hoy la política es el arte de brillar en el escenario.

Gilles Lipovetsky y Jean Serroy
Le Monde

Sarkozy, el estadounidense? La referencia del presidente francés, en su discurso de Washington, a las grandes figuras que dieron forma a su imaginario al mismo tiempo que a su amor por los Estados Unidos —y en especial esas dos imágenes estelares de Hollywood que son John Wayne y Marilyn Monroe— aclara más sutilmente su relación con el poder e incitaría a ver más bien en él a "Sarko" el hollywoodense. Aquel a quien desde ahora se lo considera el hiperpresidente no lo es sólo porque de hecho acumule todas las funciones (presidente, primer ministro, ministro), lo es porque a esta hiperactividad funcional se le suma una hiperimagen cuyo modelo no es otro que el del cine y el star-system.

Desde hace siglos, el poder está asociado al espectáculo, y la metáfora teatral se aplica tan bien a un Luis XIV que aparecía en escena en Versalles como a un Napoleón que teatralizaba su coronación. Pero es forzoso reconocer que hoy el sistema de referencias teatrales ha perdido su pertinencia: la cultura del siglo es el cine. En la actualidad, es a través de él por donde pasan nuestros sueños y nuestra escenografización del mundo.

Son múltiples los indicios de "cinematografización" del poder tal como lo ejerce hoy Nicolas Sarkozy. "Sarko" es una estrella, que viene a inscribirse en la línea de esa figura prototípica del cine. Esta todo allí, en profusión. ¿Cómo no llamar hiperestrella al que, no contento con estar en la cima del Estado, pasa la primera noche de su presidencia en el restaurante Fouquet's, sitio privilegiado del cine en los Campos Elíseos, que elige el sol a bordo de un yate de multimillonario, cuya esposa es una figura convertida en estrella, cuya familia ensamblada y divorcio aparecen en primera plana, que recibe a Tom Cruise, cuyos amigos son actores y cuyos amores secretos y supuestos —forzosamente con actrices— podrían dar lugar a una película?

Y todo en su manera de ser y de mostrarse remite al cine: los anteojos negros, el look, la riqueza asumida cuando no exhibida, lo gestual expresivo al estilo Actors Studio —desde el modo de recalcar las palabras al apretón de manos y la palmada amistosa en el hombro a la De Niro—, y esa forma de proyectarse al primer plano al ir a buscar él mismo, o por intermedio de Cécilia, a las enfermeras búlgaras y los prisioneros chadianos. Es Superman, Rambo o, mejor, Harrison Ford con traje de presidente, tomando él mismo en sus manos, para salvar al país, los comandos del Air Force One infiltrado por terroristas.

¿Hay que ofuscarse y hacerle la guerra sin cuartel a la política-seducción con el pretexto de que la acción pública se desvía y extravía en esta ostentación de la apariencia, en esta hiperpersonalización del poder? ¿Es el papel de un presidente hacerse ver como un superhéroe? ¿Hay que ver en esto la forma última y degradada de la sociedad del espectáculo tal como la presentaba ayer Guy Debord, o incluso el signo de "la obscenidad democrática" que señala hoy Régis Debray? Hay que escuchar estas filípicas recurrentes: ¿pero van a lo esencial? Su costado nostálgico y su negativismo sistemático incitan a proponer otra clave para interpretar el universo de la hipermodernidad.

No es el triunfo de lo obsceno, es, estructuralmente, el star-system y su brillo, el modelo del cine, un mundo "hiper", remodelado según las lógicas de exceso del mismo cine. Las imágenes han moldeado profundamente nuestra relación con una realidad que ahora es vista y vivida en gran medida a través del prisma del cine. Nada se le ha resistido: la televisión, la moda, la publicidad, la arquitectura, el deporte, el arte mismo. Henos aquí en la era de la pantalla global donde se afirman la "cinevisión", la "cinematografización" de la política.

De Gaulle y Fran©ois Mitterrand remitían a imágenes literarias del poder: el héroe épico, el príncipe maquiavélico. El sistema de referencias de Nicolas Sarkozy debe buscarse por el lado del universo del cine, del gran espectáculo hollywoodense y los efectos especiales. Más aún que Ronald Reagan, que fue un actor devenido presidente, él es un presidente verdaderamente actor de su presidencia.

Está claro que, obsesionada sólo por la comunicación, la acción política se convierte en una caricatura de sí misma: no es más que cine, incluso una manera de desviar la atención a fin de ocultar las dificultades del momento.

Si, en el aspecto humanitario, los resultados ya se muestran positivos —la liberación de los rehenes en Libia y de los prisioneros chadianos es una realidad—, se puede pensar que otros asuntos, con todo el peso social que tienen, serán más reacios al despliegue de la técnica de los "efectos especiales" solamente. Entretanto, se puede colocar en el haber de la cine-actitud una modernización saludable de la retórica del Elíseo, la cual estaba instalada desde hace demasiado tiempo en el registro desmovilizante del lenguaje propagandístico o de la suficiencia oracular.

Por lo demás, es demasiado pronto para medir cuáles serán los efectos reales del ejercicio estelarizado del poder. Si la modernización se reduce a la de la imagen de lo político, la ruptura no será más que superficial y su apuesta irrisoria. Si, por el contrario, la vedetización de lo político contribuye, de cualquier manera que sea, a poner a Francia a tono con las realidades de la globalización (nos gusten o no); si hace ver con otros ojos la película planetaria signada por el poder del mercado y la competencia internacional, podría ocurrir que el cine del poder no fuera una imagen por completo vana, una simple pantalla de humo. Y esto, sólo la historia lo dirá.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Socialismo Vip. Y de una línea.

Internet, la noósfera y la política


José Antonio Viera-Gallo
Ministro Secretario General de la Presidencia
El Mercurio
14/12/07

Somos partícipes del nacimiento de una nueva civilización. Desde hoy, ningún rincón del futuro se escapará del alud digital. La tecnología informática es la gran herramienta del siglo XXI y los escenarios que crea (grupos de interés social, mundos virtuales, medios de comunicación al alcance de todos, empresas) serán los espacios privilegiados de la vida pública, de la economía y de la interacción privada. Internet es una gran conversación global. Cubre el planeta entero. Hace algunas décadas, Teilhard de Chardin hablaba de una noósfera en formación, una capa de pensamiento que abarcaría toda la Tierra, como la atmósfera, un espacio virtual en que suceden los fenómenos de la inteligencia.

Curiosamente, la Red no tiene dueño, pero las grandes compañías (Google, News Corp., Microsoft) prontamente se dieron cuenta de que pueden generar negocios, adquirieron los sitios (YouTube, Facebook, Orkut, Fotolog, Second Life) y ahora diseñan estrategias para rentabilizar la inversión. Nació así un nuevo tipo de empresa: personas con intereses comunes unidas en las comunidades virtuales para diseñar y desarrollar un proyecto. Es el modelo Wiki aplicado al emprendimiento. El mayor ancho de banda y una capacidad gráfica más potente en equipos cada vez más baratos aportaron el resto.

Las nuevas tecnologías también permiten un diálogo más directo entre autoridades y ciudadanos, sin los filtros editoriales de los medios de comunicación. El ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, fue el primer miembro del Gabinete en administrar su propio blog, y el de Economía, Alejandro Ferreiro, puso en línea el borrador de la Estrategia Digital 2007-2012 para el debate. Parlamentarios han creado sus propios medios de comunicación digital. Las futuras campañas electorales usarán crecientemente la web.

El primer video de la Segpres en YouTube -en línea desde el 15 de mayo-, sobre el proyecto de ley que establecía el derecho a voto para los chilenos residentes en el extranjero, generó una animada discusión, sobre todo entre las comunidades de compatriotas de Europa, Canadá y Australia; a los pocos días, el mensaje se ubicó entre los dos más debatidos en la categoría Noticias y Política en castellano y estuvo entre los 19 más vistos entre los 65 millones de usuarios diarios del espacio. Hoy, la Segpres tiene un canal propio en el sitio con registros audiovisuales acerca de diversos temas de actualidad. YouTube era un espacio para compartir trivia, datos y hobbies, pero en un año avanzó a sistema privilegiado para promover productos, marcas y mensajes políticos.

La Comisión Europea abrió en YouTube un canal para comunicarse con los ciudadanos. YouTube fue adquirido por Google y lidera la audiencia mundial con un 40% del mercado. Posee un stock de más de 57 millones de videos (agrega 65 mil por día). Compite en masividad con MySpace y Facebook, en cuya propiedad participa Microsoft, todos representantes de la nueva y potente tendencia en internet definida por redes cuyo contenido es creado por los propios usuarios y cada vez menos por empresas o instituciones, las que administran y ensayan fórmulas para sacar dinero a mucha gente reunida en un mismo sitio.

En Fotolog, los usuarios comparten fotografías como herramienta de interacción social. El 47% de los miembros latinoamericanos son chilenos. El fundador del sitio, que posee más de 11 millones de miembros, dijo no entender las causas de la masividad local, pues nunca invirtió un dólar en publicidad o marketing, aunque recordó que la movilización estudiantil de 2006 significó un gran impulso, pues los jóvenes lo usaron para coordinarse y mostrar sus acciones en la calle. La tecnología empoderó a la juventud. Hoy una gran cantidad de adolescentes utiliza Fotolog como escenario de experimentación en búsqueda de su identidad. En el estudio Jóvenes, Medios y Tecnologías de la Comunicación, la consultora Mediática concluye que Fotolog es el nuevo diario de vida de los adolescentes, pero advierte que "la diferencia es que ahora es sin llave y para todos", y se pregunta: "¿Cuándo antes tuvimos un instrumento tan a la mano para conocer el mundo adolescente?".

Para los políticos, el uso intensivo y adecuado de la nueva tecnología puede ser una oportunidad para capturar el interés de los ciudadanos en la vida pública, crear conciencia sobre los asuntos de Estado y estimular la participación. Mañana se tendrá que gobernar también desde la web. La democratización del acceso a la comunicación provocará un cambio más fuerte en los métodos de ejercer la autoridad que la propia televisión.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Mejorando nuestro Estado


Leonidas Montes
La Tercera
diciembre 5, 2007

Thomas Hobbes publica en el año 1651 una de las
contribuciones más importantes para el
pensamiento político moderno: El Leviatán. El
libro se inicia con una figura llena de
simbolismos que representa la imagen de ese
monstruo bíblico que es, precisamente, el
Leviatán. En la parte superior de esta imagen
aparece una cita en latín, extraída del Libro de
Job. Dice: "No hay potestad sobre la tierra que
se le compare". Hoy es bastante común utilizar la
metáfora del Leviatán para referirse al Estado. Refleja su poder.

Sin el Leviatán estaríamos, según Hobbes, en un
Estado de naturaleza de guerra de todos contra
todos. En ese Estado brutal, sin derechos ni
deberes, ni siquiera la vida estaría garantizada.
Este es el origen del contrato social: los
ciudadanos se ponen de acuerdo para formar el
Estado, garantizándose así la paz y el
desarrollo. Por esta razón, el cuerpo del
Leviatán está conformado por pequeños puntos que,
mirados con atención, son los ciudadanos que miran hacia el Leviatán.

El contrato social requiere de un Estado que en
esa época se confundía con el gobierno. En las
democracias representativas modernas, esa tenue
línea que dividía al Estado del gobierno es mucho
más clara. Y mientras más clara esté, mejor para el desarrollo de un país.

No debemos olvidar esta diferencia fundamental
entre gobierno y Estado. La Presidenta Michelle
Bachelet es su discurso del cierre de ENADE
planteó: "Porque yo siempre escucho solamente lo
que el Estado tiene que hacer, y está muy bien,
nosotros como Estado haremos todo lo que tenemos
que hacer". Imagino que fue un error involuntario
fruto de una improvisación después del
inapropiado discurso de Alfredo Ovalle. El
gobierno no es el Estado. El Estado es de todos los chilenos.

Esta distinción entre gobierno y Estado nos
permite entender que el Estado funciona mejor
cuando la independencia del gobierno de turno es
mayor. De hecho ¿qué instituciones funciones
bien? Creo que existe consenso en que el Banco
Central es un buen ejemplo. En este esquema se
elige un Consejo independiente y autónomo. Su
desempeño es independiente del gobierno de turno
y de los ciclos políticos. Sus objetivos son claros.

Y otra institución que tiene un Consejo autónomo
e independiente es la Alta Dirección Pública. Los
resultados están a la vista. Fíjese que antes de
su creación, en Chile se designaban a dedo 267
cargos por cada millón de habitantes. Ese sí que
era un festín para el cuoteo político. Desde que
entró a funcionar la Alta Dirección Pública, sólo
se eligen entre 55 y 100 cargos por millón de
habitantes. Pero aún nos queda camino por
recorrer: Gordon Brown pudo nombrar directamente
a 53 asesores, sólo 1 por millón de habitantes.

¿Qué nos impide utilizar el modelo del Banco
Central o Alta Dirección Pública en otras
reparticiones públicas como podrían ser, por
ejemplo, el MOP, Educación, Salud o Dirección del
Trabajo? Imagine una especie de directorio
autónomo e independiente con una misión clara. Es
una fórmula, que requiere acuerdos, digna de
explorarse. De hecho parte del éxito de Irlanda
se debe a un acuerdo de este tipo.
Ambos casos --- Banco Central y Alta Dirección
Pública--- tienen algo en común: transparencia y
accountability. Estos bienes escasos se
convierten en bienes necesarios en una sociedad
civil cada vez más exigente como la nuestra. Y
otro gran activo es que, en un país donde la
política se desprestigia, estos enclaves
independientes y autónomos producirían un efecto de amortiguadores políticos.

Las empresas públicas, como parte del Estado,
también son de todos los chilenos. ¿No le parece
a usted que antes de enviar un proyecto de ley de
gobiernos corporativos para las empresas
privadas, el gobierno debería dar el ejemplo con
la administración de nuestras empresas públicas?
Pero en ENADE hubo algunas noticias para
celebrar. El Ministro Velasco se comprometió a
que en diciembre el Sistema de Empresas Públicas
(SEP), que hoy es un organismo político, sería independiente y autónomo.

Es más, la Presidenta Bachelet planteó que las
"empresas [públicas] son de todos los chilenos y
las chilenas, entonces, la gestión tiene que ser
muy rigurosa y con un máximo de transparencia".
Ya es hora de que empecemos a preocuparnos de
nuestras empresas públicas. No sólo las empresas
bajo la tutela del SEP deberían estar en el foco
de nuestra preocupación. Codelco y ENAP, por
nombrar las más importantes, deberían iniciar un
proceso de apertura ahora, antes de que sea demasiado tarde.

viernes, 7 de diciembre de 2007

La irrupción de las responsabilidades



La sociedad no es un grupo de personas aisladas con un conjunto de demandas que los gobiernos deben satisfacer. La sociedad es una red de relaciones delicadas que se basan en la confianza y el aprecio mutuo.

Juan Carlos Jobet, Felipe Kast y Hernán Larraín
Independientes en Red
7/12/07

Los problemas que preocupan a los ciudadanos de sociedades crecientemente complejas como la chilena están relacionados cada vez menos con necesidades económicas y cada vez más con demandas comunitarias y vínculos sociales. Si bien Chile está lejos de ser un país rico, el crecimiento económico de las últimas décadas nos está moviendo gradualmente hacia lo que el cientista político Ronald Inglehart ha denominado las sociedades de valores postmaterialistas.

La desigual distribución de oportunidades, la crisis de confianza en las instituciones, la sensación de riesgo e incertidumbre, la discriminación social, la segregación urbana, o el aumento de las enfermedades mentales, son problemas íntimamente vinculados con nuestras relaciones humanas, con nuestra comunidad, con, a fin de cuentas, el tipo de sociedad que estamos construyendo.

Con la renovación de la izquierda tradicional, en Chile, al igual que en el resto del mundo, el debate sobre cómo manejar la economía pasó a segundo plano. Desde entonces, las preguntas y desafíos políticos han estado moviéndose de vuelta desde la economía hacia la sociedad y sus distintas dimensiones.

Para la izquierda renovada, el Estado debe usar parte de los recursos generados por la economía de mercado para garantizar derechos a los ciudadanos. Los ciudadanos, por su parte, pueden exigir una serie de bienes y servicios que el Estado provee. En términos simples, la izquierda renovada cree en la economía de mercado y propone un Estado de Bienestar como el principal generador de bienestar social. Sin embargo, la pregunta es ¿qué hacer cuando la formula "Mercado + Estado" no es capaz, a pesar de todos sus recursos, de solucionar los desafíos sociales? Un camino, no necesariamente nuevo, es sumar un elemento básico a la fórmula: Mercado + Estado + Sociedad.

Un nuevo rol para el Estado, un nuevo rol para los ciudadanos

En países como Inglaterra y Francia, algunos líderes políticos plantean que para enfrentar los problemas sociales hay que involucrar a la sociedad misma. Para eso es necesario potenciar las responsabilidades y los deberes de la gente. Es necesario –sostienen- terminar con la idea de que la única responsabilidad social que deben cumplir los ciudadanos para poder exigir derechos es pagar impuestos.
Sugieren que para solucionar los desafíos pendientes se necesita de la participación de todos los actores sociales.

El líder del Partido Conservador inglés David Cameron, plantea que "el progreso social no es sólo una cuestión de control estatal y acción del gobierno". Este –asegura- depende de "la responsabilidad social –las actitudes, las decisiones y las acciones diarias de cada individuo y cada organización social".
Aunque con un matiz algo distinto, Nicolás Sarkozy también sugiere un cambio en el enfoque. En su discurso al asumir la presidencia, Sarkozy propone que para "realizar la gran reforma moral e intelectual que Francia necesita" es necesario que "la sociedad se atreva a recordar a cada cual sus deberes", que la política francesa proclame que, "en la República, los deberes son la contrapartida de los derechos".
La realidad muestra que la sociedad no se moldea verticalmente desde el Estado. La sociedad no es un grupo de personas aisladas con un conjunto de demandas que los gobiernos deben satisfacer. La sociedad es una red de relaciones delicadas que se basan en confianza y aprecio mutuo, donde las personas se apoyan horizontalmente, donde existe un sentido de pertenencia con su entorno -la familia, el barrio, la ciudad.

Porque la sociedad es un ente complejo, los cambios deben generarse desde dentro, horizontalmente, no desde arriba. Para obtener los resultados deseados se debe entonces empoderar a las personas y sus organizaciones sociales. Para mejorar la educación hay que involucrar a los estudiantes, profesores y padres; para tener barrios más seguros involucrar a los vecinos; para terminar con la discriminación laboral trabajar junto con los empresarios; para reducir la violencia juvenil apoyarse en la familia y los medios; para conservar el medio ambiente contar con la cooperación de los automovilistas y la industria.
La idea de las responsabilidades compartidas no implica necesariamente un Estado más pequeño. El cambio de enfoque no dice relación con el tamaño del Estado sino con su rol y el de los ciudadanos. Es necesario establecer estructuras de apoyo e incentivos para que los ciudadanos tomen los problemas de su comunidad como desafíos propios y asuman iniciativas a nivel local.

Como planteó Alexis de Tocqueville, "al tratar los problemas públicos en comunidad en vez de individualmente con el Estado, los ciudadanos interactúan con sus pares, toman conciencia de cuan dependientes son unos de otros. Aumentan así las instancias de contacto e interacción y se fortalecen los vínculos sociales".
En suma, se trata de confiar en las personas. Confiar en que son la capacidad de emprendimiento, la cooperación, la iniciativa y la creatividad de la gente lo que genera progreso social. Entender que ellas saben mejor que nadie lo que necesitan, y que cuando tienen información, oportunidades y real capacidad de influir, se involucran para encontrar la solución de los problemas.

Claro que compartir responsabilidades requiere de virtudes escasas entre quienes gobiernan: voluntad de redistribuir el poder, capacidad de evaluar el desempeño propio y las agallas para interpelar a los votantes a cumplir con sus responsabilidades sociales.
La desafección generalizada de la ciudadanía con el mundo político hace evidente la necesidad de nuevos proyectos. Asimismo, la desorientación en la geografía política genera una oportunidad inédita para quien quiera llenar este vacío. Poner atención a los vínculos sociales, reconocer las limitaciones del Estado, asociar los derechos con responsabilidades, y confiar en las personas y las organizaciones, son principios que debiéramos mirar con atención.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Los 10 mandamientos de la videopolítica


Comunicación Electoral
Daniel Uraña
28/11/07

1) Amarás a Youtube sobre todas las cosas:
Es un canal gratuíto, se puede visualizar a cualquier hora y casi en cualquier lugar. Puede hundir a tu candidato o darle a conocer en todo el mundo.

2) No aburrir:
Todos los vídeos que superan los 59″, el espectador no los ve, le da pereza descargarlo. Un vídeo puede ilusionar, criticar, denunciar, movilizar, conmover…pero nunca aburrir. Para conseguirlo se aconseja utilizar el humor, algo que en España todavía cuesta emplear en politica.

3) Innovarás en los formatos:
Daniel Ureña confirma este “mandamiento” con una frase muy clara: “muerte al busto parlante”. “Hay que pensar diferente en política”. “La principal característica de la videopolítica es que no se parezca a la política”, así funcionará.

4) Usarás el lenguaje de tu público:
Para poder hacer llegar tu mensaje a tu público, hay que utilizar sus códigos si no el mensaje no resulta atractivo.

5) Mostrarás la faceta más humana de tu candidato:
“No hay que tener miedo a utilizar la faceta humana del candidato”. Para poder convencer a personas (nuestros votantes) utilicemos el lado más humano del candidato. Para llevar a cabo este “mandamiento” podemos utilizar vídeos o reportajes en prensa donde el candidato muestre su casa, familia o hobbies.
Continuamos con la descripción de los “diez mandamientos de la videopolítica”.

6) Un tema por vídeo: si metemos cinco temas por vídeo nuestro público no retendrá ninguno.

7)Utilizarás buena música: es clave para transmitir emociones, nunca utilizar la música del partido. Es preferible utilizar una música que conecte con tu público.

8) Facilitarás la comunicación viral: El poder del reenvío.

9) No olvidarás que el mensaje está dentro de la gente:
Conoce a tu público e identifica lo que ralmente les mueve.

10) Buscarás el altavoz de los medios de comunicación:
La videopolítica tiene un potenciador muy fuerte en los medios. “Si lo haces bien los medios sacarán tu vídeo” y multiplicarás tu impacto. ¿Qué tiene que reunir tu vídeo para que se fijen los medios? debe ser inusual, original, crear conflicto, ser cercano, impactante o de interés público.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Elecciones enredadas



Enrique Dans
Libertad digital
21/11/07

No cabe duda: las próximas presidenciales norteamericanas de noviembre de 2008 serán unas elecciones enormemente enredadas. Y no tanto porque los todavía diecisiete candidatos a la presidencia de los Estados Unidos (ocho demócratas, nueve republicanos) estén protagonizando algún tipo de enredo, que también, sino por el creciente papel que la red de redes, internet, está jugando en el desarrollo de las campañas.

Ya en las elecciones anteriores, las del año 2004, el uso de la red se planteó como una poderosísima arma electoral a todos los niveles: Howard Dean, pre-candidato del Partido Demócrata, protagonizó una campaña en la que el grueso de las acciones de comunicación y desarrollo de comunidad se desarrollaban a través de internet. La legión de seguidores de Dean, denominados deanites o deaniacs, catapultaron al pre-candidato al primer lugar en cuanto a recaudación de fondos, una variable fundamental en las campañas norteamericanas, por encima incluso de un John Kerry que finalmente se alzó con la candidatura en las filas de su partido. Los cincuenta millones de dólares obtenidos por Howard Dean, superados únicamente por un George W. Bush sin oponentes reales ni efecto de dilución alguno en las filas del Partido Republicano, provenían en su inmensa mayoría de pequeñas donaciones individuales recibidas a través de Internet.

La donación media estaba justo por debajo de los ochenta dólares, y sobre todo, tenía un coste ínfimo en relación con las actividades de obtención de fondos tradicionales en las campañas, tales como eventos, cenas, marketing telefónico o envíos postales. La imagen del bateador, un jugador sosteniendo un bate que iba avanzando hacia la vertical y cambiando de color a medida que recibía fondos, se convirtió en todo un icono popular en Internet, y estimuló a muchas personas a donar fondos mediante unos simples clics de su ratón. En uno de los momentos candentes de su campaña de obtención de fondos, Dean respondió a una cena organizada por el republicano Dick Cheney a razón de dos mil dólares el cubierto, con una convocatoria a sus seguidores para que cenasen esa misma noche delante de sus ordenadores un simple sandwich de pavo. Fue capaz con eso de conseguir tanto dinero como el candidato a vicepresidente republicano. Y lo mejor del caso, además, es que la idea ni siquiera había sido suya, sino de una persona que la sugirió a través de su página web.

La campaña de Howard Dean elevó a la categoría de mito el concepto de netroots, una palabra compuesta por Internet y grassroots ("raíces de hierba", se usa para referirse a los movimientos de amplio arraigo popular), y estuvo a punto de convertir a su protagonista en un candidato que, según muchos, habría tenido más posibilidades de vencer a George W. Bush que un John Kerry que se quedó a las puertas, o que incluso pudo haber ganado de no haber sido por irregularidades en el cómputo de los votos.

Elecciones del 2004 aparte, hay una cosa de la que no cabe ninguna duda: lo que en aquel año fue una excepción, un candidato recurriendo de manera intensa a la red para hacer campaña, cuatro años después se ha convertido en norma. De cara a las próximas elecciones presidenciales de noviembre de 2008, el despliegue en la red de los principales candidatos es sencillamente espectacular. Varias publicaciones en la red, como The Huffington Post, Yahoo! o Slate, han anunciado debates entre los candidatos. YouTube y CNN organizaron otro entre los candidatos demócratas el pasado julio, en el que las treinta y nueve preguntas fueron seleccionadas de entre los más de tres mil vídeos enviados por los usuarios. La página de Yahoo! Answers se ha convertido en una plataforma para que los candidatos disparen preguntas al público, que van desde el "¿Cómo deberíamos mejorar la Sanidad?" de Hillary Clinton al "¿Cómo podríamos interesar a más ciudadanos en el proceso democrático?" de Barack Obama.

Todos los candidatos tienen páginas abiertas en redes sociales como Facebook o MySpace en las que cuentan con miles de seguidores, suben fotografías a Flickr, producen noticias de campaña a través de feeds RSS al que los interesados pueden suscribirse, o proporcionan noticias cortas acerca de su actividad de campaña mediante herramientas de nanoblogging como Twitter. Los discursos son puestos a disposición de los visitantes en canales de YouTube, algunos mítines tienen lugar en el entorno virtual de Second Life y la plataforma de filtrado colaborativo Digg ofrece una plataforma para que los ciudadanos puedan seguir los intereses de sus candidatos (qué noticias suben y votan, que comentarios escriben...). Vídeos virales con más de cuatro millones de visualizaciones hechos por fans, polémicas en las que un candidato ríe mientras uno de sus seguidores se refiere a otra candidata de su mismo partido como the bitch... todo un enorme universo de visibilidad en la red y de interacción permanente con los ciudadanos.

Sin duda, gran parte de las elecciones norteamericanas se decidirá en una red capaz de llevar a muchos votantes, a través de mecanismos de intercambio mucho más fluidos y naturales, casi virales, a implicarse a niveles muy superiores en las campañas. Si algo va a traer la red a la política son niveles muy superiores de comunicación y de transparencia: un político puede, gracias a la red, transmitir una gama muchísimo más amplia de dimensiones de su persona que las que puede transmitir a través de los medios unidireccionales convencionales y la acartonada fotografía retocada con Photoshop en el cartel callejero.

Algunos candidatos, como el demócrata Barack Obama, habla ya de utilizar internet como forma de hacer transparente su gestión: poner toda la información pública a disposición de aquellos a quienes pertenece, los ciudadanos, o informar de manera permanente de todas sus reuniones con lobbies y grupos de poder. Sin duda, algo parece estar cambiando en la política. Las próximas elecciones norteamericanas serán enredadas. Seguramente hasta el punto de decidirse en la red.

martes, 13 de noviembre de 2007

Longueira: Horas clave para la nueva derecha



Pablo Longueira
12/11/2007
Ciper, Centro de información e investigación Periodística

Los éxitos o fracasos de un determinado sector político dependerán básicamente de tres factores.

Primero, de su capacidad de plantear una propuesta sobre las estructuras imperantes en la sociedad que deban ser cambiadas para responder a las necesidades de las personas, las grandes mayorías. Segundo, contar con los líderes y equipos capaces de encarnar esas propuestas con credibilidad y eficacia. Por último, consolidar una estrategia y una coalición de partidos que le den sustento a ese referente político. Ninguno de ellos es más importante que el otro: el objetivo debe ser alcanzar los tres.


A la luz de lo anterior, hagamos un breve análisis de nuestra historia política de las últimas décadas. La más elemental de las visiones podrá concluir que los sectores de izquierda y de centro (Democracia Cristiana y Radicales) tuvieron éxito obteniendo una creciente adhesión popular porque fueron capaces de construir simultáneamente los tres factores antes señalados. En cambio, la derecha siempre tuvo alguno de ellos, pero careció de la simultaneidad que no sólo es vital para el éxito sino también para ser alternativa de gobierno.

No es del caso que en esta breve columna profundice sobre las presidencias radicales, Frei y la Democracia Cristiana o Allende y la Unidad Popular. El lector concluirá rápidamente que en todos aquellos periodos se dieron simultáneamente los tres requisitos antes mencionados.

En cambio, en la derecha se fueron dando en el tiempo uno o dos de estos factores y creo que nunca los tres en forma simultánea, salvo en la elección del ’99, donde Joaquín Lavín, aunque no alcanzó la presidencia, llegó incluso a ser incomparablemente más votado que Jorge Alessandri, el último presidente de derecha.

En 1983, al comenzar la apertura política en el Gobierno Militar, Jaime Guzmán decide convocar a una generación a formar un partido político de derecha que -según él- no existía en el escenario político nacional, menos en ese instante en que el país vivía una profunda crisis económica. Un partido de inspiración cristiana y popular que defendiera resueltamente la economía social de mercado. A lo anterior, agregaba un nuevo estilo de hacer política.

Fue así como emerge una expresión política que defiende resueltamente un modelo basado en una economía abierta al mundo, competitiva adentro y afuera del país, sustentada en la iniciativa creadora de las personas como principal elemento para promover el desarrollo económico y social, y donde el Estado juega un rol subsidiario.

La definición como partido de inspiración cristiana implicaba -sin ser un partido confesional- defender y postular los valores y principios de la civilización cristiana a la cual Chile pertenece y un sentido trascendente de la vida del hombre.

Por último, la dimensión popular nos enraizaba con los sectores más pobres y desvalidos del país, para compartir y conocer mejor la realidad de la pobreza con quienes la sufren y, desde ahí impulsar a esas personas a trabajar por la solución de sus propios problemas.

Ese es el origen más genuino de la UDI. Confluimos motivados por dos servidores públicos ejemplares: Miguel Kast y Jaime Guzmán. Innumerables artículos de destacados analistas de la plaza, mas los rivales naturales del movimiento, le pronosticaron el peor de los destinos una vez concluido el Gobierno Militar. El tiempo demostró exactamente lo contrario cuando nos convertimos en el partido más grande del país, desplazando a la DC.

Al retornar a la democracia hubo -como era de esperar- una consolidación de dos grandes bloques políticos. No está demás señalar que no sólo contribuyeron a un ejemplar tránsito a la democracia, sino que también le han dado una gran estabilidad al país. De las diecisiete expresiones partidistas que había en la Concertación, hoy quedan cuatro; y en la Alianza dos: RN y la UDI.

La UDI y Renovación Nacional -que recogió la expresión de la derecha tradicional del país, mas aquellos que no se sintieron interpretados por el gremialismo- han logrado una Alianza en el tiempo que, a pesar de sus dificultades para funcionar, ha institucionalizado dos partidos políticos que tienen una adhesión electoral algo superior al 40%, muy por encima de lo que obtenía este sector previo al Gobierno Militar. Para ser más precisos: más del doble. Mas aún, en las dos últimas elecciones presidenciales, a pesar de no alcanzar la mayoría absoluta, la elección prácticamente la decidieron sectores ajenos a los dos grandes bloques y con una intervención electoral pocas veces vista en periodos democráticos.

Antes de concluir este análisis deseo destacar que, a pesar de que la Alianza no ha logrado el gobierno y para muchos esto es una señal de derrota, yo tengo una visión radicalmente diferente. En efecto, siempre será un objetivo obvio y natural para un conglomerado político buscar el poder y acceder al gobierno. Ello requiere ahora, a diferencia del pasado, el 50% de los votos.

Sin embargo, no creo que exista una generación de derecha más influyente en implementar y conservar las ideas de libertad como ésta. Tan claro es este punto, que no pocas veces han definido a los Presidentes de la República de la Concertación como gobernantes de derecha, al compararlos del punto de vista histórico. Y esto es porque han continuado y profundizado un modelo que no es propio de las izquierdas latinoamericanas.

Al final, lo más relevante en política es que triunfen nuestras ideas. Hoy nos apremia trabajar por la alternancia para el 2009 porque tenemos la convicción de que ellos están gobernando mal.

Es evidente para cualquier analista medianamente objetivo que la elección presidencial está abierta para cualquiera de los dos grandes bloques. Una nueva derecha con vocación de mayoría, debe romper radicalmente con las estructuras propias de la derecha histórica. Avanzar resueltamente al centro, representando esa nueva clase media emergente fruto de nuestras propias ideas. Esa clase media que se aproxima con cierto temor a la globalización y la modernización. Debemos defender resueltamente al emprendedor.

Por eso, la gran pregunta es hoy: ¿A quién queremos representar en la nueva sociedad chilena? Si queremos avanzar hacia ese mundo para ser algún día gobierno -ya que son ellos los que deciden hoy una elección presidencial- hay que terminar con ciertos temas tabú en nuestro sector. Abusos laborales, redistribución del ingreso, concentración económica, defensa del medio ambiente, políticas culturales, entre muchos otros temas que hoy son preocupaciones importantes de una clase media fuertemente aspiracional del país, como también de ese espíritu emprendedor de los chilenos crecientemente asfixiados por una cada vez mayor burocracia estatal y malas prácticas de grandes empresas.

Después del último congreso doctrinario de la DC tenemos como nunca la posibilidad de representar y conquistar espacios del mundo popular y del centro político chileno que se perdieron en la década de los ‘60 a manos precisamente de la DC, por carecer la derecha de entonces de una visión social que le permitiera entender los cambios de aquella época. Es de esperar que esta vez no desaprovechemos la oportunidad.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Giddens: Diversidad y Confianza


Recent research by the sociologist Robert Putnam may provide tentative backing for David Goodhart's arguments on diversity
Anthony Giddens
Prospect
Noviembre 2007

Three years ago, the editor of Prospect, David Goodhart, published an article arguing that the increasing diversity, individualism and mobility found in present-day societies may pose a threat to the welfare state. Ethnic diversity produced by immigration adds to this mix. Goodhart stirred up a hornet's nest of criticism, even though he was by no means the first to raise the possibility, and indeed he raised it only as a possibility. The welfare state, he pointed out, is based upon sharing; yet sharing might be in conflict with diversity. People feel stronger obligations to others when these others are like themselves.

Goodhart argued that the reason the US has a minimal welfare state is its diversity, which is much more long-standing than in Europe. A large proportion of the people at the bottom in the US are ethnically different from the majority. In 2001, 70 per cent of the US population was made up of non-Hispanic whites, but they made up 46 per cent of those living in poverty. Americans think of the poor as members of a different group, whereas in Europe, until recently, they were thought of as part of the same overall community. Multiculturalism and the European welfare state are intrinsically at odds with one another. Goodhart’s thesis was rejected by many critics essentially on ideological grounds—it flouted political correctness by seeming to question multiculturalism.

Another major player has now come into the game, even if his main focus is not the welfare system: Robert Putnam, Harvard professor, best known for his work on social capital. He has recently published a study based upon a wide-ranging and detailed survey of ethnic diversity carried out in the US. Social capital can be understood as the informal networks of relatives, friends and associates that people depend upon for support in their everyday lives. Putnam found a direct relationship between the homogeneity of neighbourhoods, the level of trust and the existence of social capital. In neighbourhoods where most people are alike—such as predominantly white suburbs—people tend to trust one another more, and also be more involved in community activities, voluntary associations and so forth. In diverse areas, such as inner cities, trust and social capital diminish.

Most people wouldn’t be particularly surprised by such findings. Like, one could say, attracts like; people feel most comfortable with others who are similar to themselves. However, Putnam discovered something else quite unexpected. In the more diverse communities, there was not simply a retreat into the in-group. In such communities, people have lower levels of trust in those who are different from them, but also in those who are the same. In other words, diversity seems to lower trust and social capital in general. People in more heterogeneous areas have markedly lower levels of voting, do not trust their local authorities, are less involved in community groups and are less content with their lives than those in the more uniform ones.

Other factors might explain this finding. Diverse neighbourhoods might be poorer than more homogeneous ones. They might have higher rates of crime, delinquency or anti-social behaviour. Yet Putnam is able to show that such is not the case. Trust and social capital are diminished in diverse areas regardless of their overall level of affluence or incidence of crime, delinquency and other influences that could affect the results. Putnam concludes that it is diversity as such that reduces connections with, and confidence in, others.

This conclusion is itself distinctly uncomfortable for liberals. Perhaps multiculturalism just will not work? Putnam rejects such pessimism. The negative effects of diversity can be overcome by a mixture of positive social change and enlightened public policy. He provides a number of encouraging examples. For instance, a generation ago the US army was divided along racial lines, but today it has become a "colour-blind institution." American soldiers today on average have many more inter-racial friendships than Americans as a whole.

The aim of social policy up to now has nearly always been to reduce the segregation between ethnic groups, concentrating mainly upon minorities. Putnam’s research, however, strongly implies that getting all groups to identify with the community is most important. Building up community identity means trying to foster an overall sense of pride and involvement with an institution or neighbourhood. Pride in the military and identification with its goals was almost certainly a prime factor underlying the observed changes in the army.

How far do Putnam’s findings, if they are valid, apply elsewhere, in Europe for example? We do not know for certain, since the detailed materials Putnam was able to work from for the US don’t exist even for individual European societies, let alone on a more general level. There are some differences between Goodhart’s arguments and those of Putnam. Goodhart was talking about the welfare state on a national level, and was more tentative in his conclusions; Putnam focuses more firmly upon local communities. Yet Putnam’s work does provide some backing for Goodhart’s view.

I have to say that at the moment I am not wholly convinced by Putnam’s arguments. He says diversity weakens social capital within a community, but what actually is a community in today’s society? In an era of electronic networking, it cannot necessarily be identified with a physical neighbourhood. Moreover, he does not really explain how it is that diversity undermines the social capital of all groups living in a certain area. Goodhart’s thesis, at the moment at least, is a tentative one, as he himself stresses. Sweden, for instance, is a country that has experienced a good deal of recent immigration—about 14 per cent of its population is foreign-born—but it has sustained its generous and effective welfare system, albeit with many stresses and strains.

What I am persuaded of is that political correctness should not be allowed to stand in the way of further research. If diversity does compromise solidarity, it is a fact that should be brought out in the open, not dismissed for ideological reasons. It might make multicultural ideals more difficult to realise but, as Putnam shows, it is not a reason to abandon them.

lunes, 5 de noviembre de 2007

El cambio está en camino

El primero de noviembre debieron ser las elecciones en UK... si es que Gordon Brown no se hubiera retractado por miedo a una derrota. Ese día, David Cameron aprovechó de recordarselo y transmitir un simple mensaje: aun cuando los laboristas sigan en el poder con un PM no elegido por los ciudadanos, el cambio está en camino.

miércoles, 31 de octubre de 2007

El futuro en la carrera presidencial



José Miguel Izquierdo
La Tercera
31/10/07

La encuesta CERC de octubre confirmó tendencias que hemos seguido con atención. La principal consiste en el posicionamiento de la Alianza en la representación de la expectativa de futuro, lo cual se observa en la ventaja de Sebastián Piñera frente a cualquier competidor.

En esta dimensión, también observamos la reinstalación de la competencia en la centro derecha, sin que aún se constituya una amenaza desde la izquierda para las opciones de Sebastián Piñera. Eso, por lo menos, hasta ahora, cuando las principales figuras presidenciables del oficialismo retroceden, como ocurre con Alvear y Ricardo Lagos. En otras palabras, mientras Piñera absorbe la imagen de futuro, Lagos tiende a quedar preso en el pasado.

También se consolida un cambio en las preferencias de individuos identificados con la DC. Esta variable fue muy importante para explicar el resultado de la primera vuelta 2005. Consistentemente, aquí registramos un crecimiento muy importante en los individuos identificados con la DC que ven en Piñera al personaje con más futuro político (pasó a ser mencionado por un 73% de este grupo, creciendo 33 puntos). Lavín también participa en esto, pero en magnitudes menores. Es curioso ver que el candidato UDI entra a este ranking apoyado en menciones provenientes de sectores PS y PPD, entre los cuales crece 16 y 10 puntos, respectivamente.

Como se observa, CERC no permite asegurar que las menciones puedan ser estudiadas, estrictamente, como intención de voto. Por eso, cobra especial interés el sentido de la pregunta, donde se pide mencionar cinco personajes con “futuro político”. No podemos creer que las personas entrevistadas tengan analizados los escenarios posibles de una competencia política. Al contrario, contestan según lo que han visto y escuchado, lo que convierte el ranking en una forma de medir la efectividad de aquellos que pugnan por ocupar un espacio en la agenda, donde, más relevante que nada, triunfan quienes logran imponer los valores que guían el debate público. Como vemos, Soledad Alvear está perdiendo esta batalla, en gran parte, por conservar la posición de apoyo cercano a un gobierno en caída libre.

Un efecto similar sufre Michelle Bachelet. Al igual que lo mostró CEP y, muy coincidentemente, Adimark GFK, la caída en el apoyo a la gestión del gobierno es una tendencia que nadie puede negar. Todas las encuestas nos hablan de una situación similar a la vivida por Eduardo Frei, primero, a mediados de 1996 y, definitivamente, en 1998, cuando más gente rechazó el mandato del último presidente DC. Sin embargo, CERC nunca mostró esta realidad, como sí lo mostraron otros que, por lo menos, transparentan sus investigaciones, publicando las bases de datos, los cuestionarios, sus fuentes de financiamiento y todos los resultados de sus estudios.

Ahora, si observamos las mismas series entregadas por CERC, tanto en la “no aprobación” del gobierno como en las notas comparadas con Lagos, vemos que Bachelet vive un pésimo momento y está siendo evaluado como el peor de la Concertación (al mismo nivel de Frei, en la primera variable). Difícilmente se sustenta la idea que el gobierno tiene un “sólido respaldo”. Al contrario, la crítica al mismo se ha constituido en una causa de la frustración que observamos en los individuos ante una mandataria que no cumple lo que promete, carece de autoridad y de capacidad para resolver problemas, tal como dice la última encuesta CERC.

Aquellas causas de desafección con la mandataria podrían explicar, también, por qué individuos moderados comienzan a señalar con más claridad su preferencia por una opción de centro derecha, como Piñera. En buena medida, la gran emergencia nacional consiste, no en el tono de la crítica política, sino en el bienestar desperdiciado a causa de la mala planificación de Lagos y la mala gestión de Bachelet.

martes, 30 de octubre de 2007

Klein en shock. Y en video.


Naomi Klein está en pleno lanzamiento comercial, con tour global incluido, de su segundo libro La doctrina del shock. Transformada en marca, la autora de No Logo e intelectual antiglobalización, incluye un corto audiovisual junto al libro.
Este corto, que fue dirigido por Alfonso Cuaron (Children of men) y premiado en los festivales de Venecia y Toronto, termina siendo lo más interesante de la estrategia de venta del libro, y por lo mismo, de la comunicación de su mensaje. Como declaró hoy la propia Klein en una entrevista al diario español Público,

"Las imagenes son un material mucho más emocional, por lo que se consigue que la teoría intelectual llegue a más gente".

El punto no es muy original, es cierto. Pero tiene la gracia de insistir en un lección básica para todos aquellos abocados en estos tiempos a construir mensajes políticos masivos creados en bases a ideas disruptivas o proyectos intelectuales: Escriba todo lo que quiera. Pero por favor, busque a un buen director, y repitalo en forma breve, con imagenes que emocionen.

Sarkozy, Cameron, Gore y Obama, entre otros, están hace un buen rato en lo mismo.

Aquí el corto (con subtítulos en castellano). Que disfrute la terapia.

lunes, 29 de octubre de 2007

Sangre Nueva



Diario La Nación
28 de octubre
Hernán Larraín M.

La clase política actual ha venido dando señales consistentes de agotamiento estructural. Entre gobiernos ciudadanos, mimetizaciones y desalojos, es posible hipotetizar que nos acercamos al fin de un ciclo, caracterizado fundamentalmente por la ausencia de proyectos políticos alternativos y la escasez de nuevas propuestas. Vivimos un declive sostenido del debate político, donde el cálculo de ambas coaliciones está por sobre sus identidades. Hoy es posible apreciar en Chile una suma de liderazgos abocados a jugar con las percepciones de la opinión publica, desvivida por las pistas que entregan las encuestas, abusando del ADN de cada sector, manipulando las líneas entre derechas e izquierdas. Todo se materializa en una contundente desafección ciudadana, con un electorado distante de la clase política, agotada de la contingencia, defraudada por la ineficiencia, el paternalismo y la falta de liderazgo. Pero por sobre todo una etapa marcada por el cansancio de una generación de políticos que parece haber olvidado que, en lo medular, su misión se juega en la elaboración de visiones colectivas competitivas y no en carreras personales.

De hecho, los principales actores de la clase política se presentan jugando proyectos individuales por sobre trabajos en equipo. Lavín se bacheletiza, Piñera se desdibuja entre lo propositivo y lo reactivo, Alvear encabeza un calculado congreso ideológico que expone públicamente la precariedad y las fisuras estructurales de su proyecto. Un Lagos y un Insulza a la espera de que la coyuntura les abra una ventana y los invite, sin mayores costos, a "salvar" al oficialismo. Y, finalmente, una Presidenta que invita a un pacto social sin sustancia y que, en vez de liderar a los partidos de su coalición, se victimiza acusando un femicidio político. Lo que aparece cada vez con más claridad es el desgaste de una generación completa que cumplió con lo suyo en las últimas décadas. Que compartió y superó exitosamente tiempos históricos críticos de gran polarización. Que fue capaz de consolidar, política y económicamente, una estrategia de desarrollo para Chile que ha llegado a un punto de quiebre, sin saber con claridad cómo se abordará la próxima etapa. Experimentamos así un envejecimiento de los proyectos políticos como consecuencia del cumplimiento, tanto en la Concertación como en la Alianza, de sus grandes objetivos fundacionales. Los primeros, administrando el modelo con un sostenido éxito electoral. Y los segundos, dedicados exclusivamente a protegerlo, arreglando las perforaciones causadas por la mayoría gobernante.

En este contexto, las elecciones del 2009 debieran marcar un punto de inflexión. Hoy, más que estar calculando cómo conservar el Ejecutivo o demandar una alternancia en el poder, con el endeble argumento de "la salud democrática", lo que se requiere es iniciar un dialogo abierto y de largo plazo sobre el Chile del mañana, propiciado por una nueva generación, emergente y transversal. De derecha a izquierda, de liberales a conservadores, de norte a sur, lo que se requiere es una recambio generacional. Este recambio, eso sí, no surgirá sólo como consecuencia del agotamiento de la generación actual, sino más bien de la elaboración de proyectos políticos de largo plazo marcados por una distintiva visión de sociedad y una renovada manera de comprender el rol de la política. Todo, en mano de jugadores de avanzada.

Y si bien la juventud actual se caracteriza por una desafección hacia el sistema político y una crisis en su participación electoral, existe hoy un compromiso de la nueva generación con los desafíos públicos. El año 2006, los pingüinos sellaron simbólicamente el antes y después. De hecho, la nueva generación está marcada por una serie de valores transversales a partir de los cuales puede afrontar el futuro: la libertad, la justicia social, la meritocracia, el respeto a la diversidad, el rechazo a los grandes intereses corporativos, el diálogo comprometido, y un juicio común sobre la historia reciente sin la contaminación de las responsabilidades y culpas.

Desde una perspectiva optimista, podemos sumar una creciente cantidad de organizaciones, distintivas por su innovación y emprendimiento, que asumen desde la sociedad civil importantes desafíos sociales, culturales y medioambientales que el país demanda. Una acción política participativa caracterizada por la confianza en los ciudadanos, por la horizontalidad de sus vínculos, por la colaboración social y no sólo la competencia , por lo local más que por el centralismo, sin miedo a la acción articuladora del Estado y empecinada en el empoderamiento de las personas como los principales agentes de cambio.

Así, una nueva visión y renovación de los liderazgos debiera estar lentamente naciendo. El optimismo está en pensar que esta suerte de ciudadanía 2.0 permeará la política del futuro. Y aunque estos movimientos parecen marcar una diferencia, la realidad indica que deberán ganarse los espacios de influencia y participación por su cuenta. La clase política actual no cederá nada, a menos que comprenda que la próxima generación trae la necesitada renovación.

La sangre nueva dirá.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Giuliani y Hillary: los punteros en la carrera por la nominación en E.E.U.U

Lo dijo Giddens: Cambiar el estilo de vida



Anthony Giddens
El País
22/10/07

La necesidad de cambiar nuestro estilo de vida y la manera de conseguirlo son las dos preocupaciones fundamentales de la política actual. Varios de los grandes problemas que hoy afrontamos serán imposibles de resolver mientras los políticos no puedan, de una u otra forma, convencer a la gente para que cambie sus hábitos de vida. Los temas que hay que abordar son muchos y muy variados: la obesidad y otros aspectos relacionados con la salud, el consumo de alcohol entre los adolescentes, la conducta antisocial, los bajos índices de natalidad, hasta llegar al más trascendental: el cambio climático.

En muchos sentidos, es un nuevo orden de prioridades. El Estado de bienestar tradicional consistía, en gran parte, en ocuparse de las consecuencias de los problemas cuando ya habían ocurrido: si alguien pierde su puesto de trabajo, el Estado le da unas prestaciones hasta que consiga otro; si tiene un hijo, le ayuda con lo necesario; si cae enfermo, el sistema de salud se encarga de él. Hoy tenemos que ser más intervencionistas. Los niveles de obesidad, en aumento constante —son ya casi una tendencia mundial, presente incluso en Japón—, podrían anegar el sistema de salud de aquí a diez o veinte años. La obesidad, o el mero hecho de tener un sobrepeso considerable, acarrea un riesgo mucho mayor de padecer problemas de corazón, diabetes, cáncer y otras enfermedades. En el caso del cambio climático, si no pasamos a la acción, el mundo en el que vivan nuestros hijos y nuestros nietos será verdaderamente miserable. La tecnología tiene su función, pero es obligatorio que modifiquemos nuestras costumbres.

La primera duda que surge está relacionada con la libertad. ¿Qué derecho tienen los gobiernos a inmiscuirse en la forma de vida de sus ciudadanos? ¿No debe tener todo el mundo libertad para destruirse como quiera? Desde luego, existen ciertas áreas poco claras. No obstante, se pueden establecer unos cuantos principios generales. En primer lugar, los niños están en distinta situación que los adultos. Por ejemplo, es completamente legítimo sugerir que los niños tengan la posibilidad de comer de forma sana en el colegio, que se prohíba instalar en las escuelas máquinas de golosinas o que la publicidad dirigida a los niños esté sometida a unas normas. En el caso de los adultos, los límites no están tan definidos, pero, como mínimo, podemos decir que la intervención puede estar justificada cuando las libertades de unos significan restringir las de los demás. Por ejemplo, si ahora derrochamos los recursos de la tierra, estamos afectando la forma de vida de las generaciones futuras. Además, podría decirse que algunos tipos de comportamiento autodestructivo, más que ser una manera de expresar la libertad, la limitan. Las personas adictas a una sustancia o una conducta específica no son libres, porque no controlan su hábito, sino que el hábito las controla a ellas.

Existen ya algunos ejemplos de intervenciones que han conseguido cambiar el modo de vida. Uno de los más célebres es el de Karelia del Norte, en Finlandia. Los habitantes de esta zona tenían un índice muy elevado de dolencias cardiacas y otras enfermedades relacionadas con el consumo de alimentos ricos en grasas. En los primeros años setenta se creó un programa para ayudarles a cambiar su dieta. Casi todas las acciones se llevaron a cabo en la propia comunidad. La industria alimentaria contribuyó con la fabricación de productos lácteos bajos en grasa y la reducción de la sal en los alimentos. Entre 1970 y 1992, los índices de mortalidad por dolencias cardiacas disminuyeron en un 57%.

En algunos países, la implantación del uso obligatorio de cinturones de seguridad en los coches chocó al principio con la oposición de los grupos defensores de las libertades civiles. Sin embargo, pronto se generalizó y, desde entonces, ha salvado muchas vidas en las carreteras. Otro ejemplo relacionado con el comportamiento al volante es el de la conducción tras haber consumido alcohol. La combinación de leyes sancionadoras y campañas que estigmatizan a quienes conducen bebidos ha producido cambios de comportamiento. Las campañas para reducir el consumo del tabaco son otro caso interesante. En la mayoría de los países que las llevan a cabo, el uso del tabaco se ha reducido, y, en varios países, la gente ha demostrado que está dispuesta a aceptar la prohibición absoluta del tabaco en los lugares públicos. California es un caso muy logrado. El consumo de tabaco entre los adultos ha bajado a menos del 15%, frente a más del 50% hace veinte años.

En general, parece que los mejores resultados se obtienen con una mezcla de palo y zanahoria. Y casi siempre interviene la influencia del grupo: una persona está dispuesta a cambiar de conducta si cambian otras por las que siente respeto. Conductas que antes eran aceptables se vuelven deshonrosas, como ha ocurrido con la conducción bajo los efectos del alcohol. Los impuestos pueden tener un papel importante, sobre todo cuando se utilizan como incentivo, aunque no tienen tanto efecto cuando se trata de modificar un comportamiento adictivo. En muchos países, el precio del tabaco se ha multiplicado, pero no parece que eso, por sí solo, haya empujado a mucha gente a dejar el hábito.

¿Existe algún factor de conducta que influya prácticamente en todos los aspectos de nuestro estilo de vida? Sí. Uno de los más importantes es el que los economistas llaman, con cierta tosquedad, el “descuento hiperbólico”. Si a una persona le dan a escoger entre 50 euros hoy o 100 euros mañana, lo normal es que prefiera esperar a los 100. Pero si el plazo de tiempo es de un año, casi todo el mundo prefiere quedarse con los 50 euros en mano. Las consecuencias futuras —buenas o malas— no suelen contar mucho en nuestras decisiones actuales. Cada año, en el Reino Unido, se someten a cirugía de bypass miles de personas, pero sólo el 10% de ellas introduce después en su vida los cambios necesarios para evitar nuevas complicaciones, entre las que puede estar una muerte prematura.

El “descuento hiperbólico” es uno de los principales factores que explican la actitud tan perezosa de la mayoría de la gente ante las amenazas del calentamiento global. Según los sondeos, la mayoría acepta que el cambio climático es una realidad y que la causa está en nuestro propio comportamiento. Sin embargo, la proporción de gente que está dispuesta a modificar ese comportamiento de forma significativa es muy baja. Lo que eso implica es inquietante. Las campañas de concienciación y los eco—impuestos, por muy meditados y organizados que estén, tienen una repercusión marginal. Tal vez sea necesaria una catástrofe —algo que ocurra en el presente— claramente atribuible al calentamiento global para que la gente empiece a prestar la debida atención.

lunes, 22 de octubre de 2007

España: Rajoy v/s Zapatero en video








Para leer las 7 diferencias, pinche el cuadro.

jueves, 18 de octubre de 2007

(Otras) verdades inconvenientes


La mayor inequidad es creer que las personas, especialmente los más pobres y necesitados, no son capaces de tomar sus propias decisiones y hacerse responsables de ellas.

Axel Christensen
17 de octubre de 2007
Independientes en Red

Nuevamente la forma le ha ganado la mano al fondo en la discusión nacional. Mucha atención se ha puesto a si es posible ser oposición y apoyar al oficialismo al mismo tiempo. Sin embargo, lo central ha pasado a segundo plano: la oportunidad, la necesidad, de establecer una visión conjunta de país, de la cual todos nos sintamos parte y que, finalmente, nos lleve a ser un país de primera.

Existe ya un amplio consenso que nuestra sociedad requiere de mayores niveles de equidad, aunque podamos diferir aún tanto en la definición de esta equidad como en los caminos para lograrla. Pero tenemos un punto de partida claro que no podemos desperdiciar.
El Consejo Asesor Presidencial Trabajo y Equidad es ese punto de partida para avanzar a un gran Acuerdo Nacional o Pacto Social, que nos lleve a ser un país desarrollado no más allá del año 2020. Ese desarrollo no puede excluir la equidad.

Pero ¿qué entendemos por un Chile donde hay equidad? Tenemos claridad que un país equitativo es uno donde la confianza en las personas toma un rol central en la sociedad. La confianza que hace posible que esas personas puedan tomar, libremente, decisiones que les permitan mejorar sus niveles de vida. Esta confianza también requiere de una red que nos proteja en caso de equivocarnos, y nos incentive a volver a intentarlo. Así, para lograr la equidad, es esencial luchar para que cada uno de nosotros tenga acceso a las herramientas para forjar nuestros propios destinos.
Y, ¿cómo llegar a ser un país equitativo? Un primer paso es ponernos de acuerdo en lo que sabemos que funciona y dejar de lado muchos de los mitos relacionados con la equidad.

El Premio Nobel de la Paz de este año, el ex Vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, puso el tema del calentamiento global en el centro de la opinión pública a través del documental “Una Verdad Inconveniente”, que llevó a muchos a salir de un letargo de dudas respecto al tema.
También existen varias “verdades inconvenientes” que resultan molestas al momento de hablar de un tema tan relevante como la equidad, pero al reflexionar sobre ellas se hacen evidentes.

Primero, la mayor inequidad es creer que las personas, especialmente los más pobres y necesitados, no son capaces de tomar sus propias decisiones y hacerse responsables de ellas. Bajo la justificación de que no tienen la capacidad de elegir bien, generalmente se termina transfiriendo el poder de elección a otros, quienes suelen usarlo, desgraciadamente, para sus propios intereses. No hay que olvidarse que el año pasado el Premio Nobel de la Paz recayó en alguien -Muhammad Yunus- que nos demostró que las personas tienen a su alcance la manera más potente y digna de salir de la pobreza: hacerse cargo de sus propios destinos y generar lazos de confianza con los demás.

Segundo, la inequidad no es problema del modelo económico. Pensar lo contrario es pedirle peras al olmo. El mercado no es un fin en sí mismo, es tan solo una herramienta para asignar eficientemente los recursos (versus, por ejemplo, una economía planificada centralmente). Son los valores de una sociedad los que importan al momento de superar la inequidad. Valores como la responsabilidad y la confianza hacia los demás son los que permitirán construir una sociedad más justa y equitativa, y que es perfectamente compatible con el mercado como mecanismo de asignación de recursos.

Tercero, la equidad no sólo es un problema de recursos. Ciertamente son importantes los recursos destinados a combatir la pobreza u ofrecer una red de seguridad sobre la cual se puedan levantar las personas cuando enfrentan condiciones más difíciles. Sin embargo, la evidencia es ya bastante contundente para identificar a la falta de una adecuada gestión de los recursos como uno de los principales problemas para avanzar hacia una sociedad más equitativa. La falta de responsabilidad y transparencia en la asignación de los recursos y su posterior monitoreo son falencias que debemos abordar de manera urgente. Si bien la difusión pública del presupuesto fiscal es un paso adecuado y necesario, no es suficiente. Se requiere también incluso mayor transparencia al momento de evaluar el uso de los recursos asignados, particularmente hacia programas sociales, y entender dónde y por qué existen falencias o dificultades, como sub-ejecuciones presupuestarias o abiertamente episodios de corrupción.

Ha llegado el momento de encarar la equidad con la misma seriedad que debemos enfrentar otros temas que nos incomodan, como el calentamiento global. Ha llegado el momento de hacernos cargo, juntos, de hacer de Chile un país de primera. Si no lo hacemos y no aprovechamos la oportunidad de avanzar hacia un gran Acuerdo Nacional, entonces debemos empezar a buscar buenas explicaciones para darles a nuestros hijos y nietos sobre por qué no lo hicimos.

martes, 16 de octubre de 2007

Dave en el Google Zeitgeist conference



David Cameron dio un notable discurso en el Google Zeitgeist conference 2007 en California. El lider conservador argumentó que en la época tecnológica actual, donde las personas están cada vez más empoderadas por las posiblidades que entrega internet y la telefonía mobil, es absurdo continuar en la lógica de hacer política de arriba-abajo donde el estado juega un rol centralizador sobre la vida de los ciudadanos. Es tiempo que esta "era burocrática", donde el poder se ha alejado de las personas y de las realidades locales, de paso a una "era post-burocrática" donde la responsabilidad, la ciudadanía, la capacidad de elección y el control local lideren el proceso político. En síntesis, política 2.0.

Y dice así:

"Last year I had the great pleasure of speaking to the Google Zeitgeist Europe conference.
Amazingly enough, you asked me back and I just want to start by saying what a tremendous honour it is to be here with you today.
Between you, you are responsible for a large portion of the wonders of our modern world…from the technology we use, to the products and services we rely on, to the innovations that improve the quality of billions of people's lives.
You create jobs, wealth and opportunity for our world and you should be proud of the amazing things you accomplish every single day.

Perhaps the greatest accomplishment of all is not something specific to any of the individual organisations represented here…
…but something that is the collective result of all your endeavours.
And that is the new world of freedom we live in today.
A world where people have more power and control over their own lives.
A world where people's horizons are broader and their ambitions are greater.
And a world where people expect to make more and more decisions for themselves.

Right at the heart of this new world of freedom is freedom of information - in the broadest meaning of that term.
In recent years technological advance - supported by a liberal regulatory regime - has transformed the amount of information that's available…
…the number of people who can get hold of it…
…and the ease with which they can do so.

As you have been debating at this conference, sharing information opens up tremendous possibilities for individuals and for business.
We can see it in the astonishing explosion of bottom-up content creation, revealing the vast pent-up desire that people have to express themselves and take control.
We can see it in the way leading corporations, including many of you here, are totally changing business models in order to allow personalisation of products and services…
…and the harnessing of talent and ideas through formal and informal networks that extend way beyond the walls of the firm.

Now I won't pretend to be an expert in those matters.
What I would like to do is give you my perspective on what these changes could mean for politics and government…
…for our sense of citizenship, both local and global…
…and for the responsibilities of politicians.

But most of all, what these changes can do for the thing I care about most: the politics of responsibility.
Because I believe that we are today on the brink of an entirely new era in public policy: the post-bureaucratic era.

Para seguir leyendo el discurso completo, pinche aquí.

sábado, 13 de octubre de 2007

IR ante el Consejo para el Trabajo y la Equidad



Independientes en Red presentó el 9 de octubre una serie de propuestas para disminuir la brecha de desigualdad ante el Consejo Asesor Presidencial para el Trabajo y la Equidad. Los consejeros fundadores Michele Labbé, José Ramón Valente y Cristina Bitar, expusieron una revisión de las políticas públicas actuales, realizaron un diagnóstico de mitos y realidades acerca de la equidad, y formularon propuestas en los ámbitos educación, empleo y modernización del Estado. Estas tres áreas fueron destacadas como fundamentales en cuanto a mejorar la capacidad de gestión de los recursos, sin embargo, también se diagnosticó la necesidad de transformar patrones culturales para el fomento de la equidad.

Aquí la presentación.
Estamos en Red!

Pacto social por Felipe Kast




11 de octubre, 2007
Diario Financiero

Hoy la división entre buenos y malos no es clara. Si nos fijamos en las ideas y nos olvidamos de los apellidos a ratos es difícil saber donde está la izquierda y la derecha


Me parece oportuno analizar el reciente llamado a apoyar el pacto social que nos hiciera nuestra Presidenta.

El comunicado de prensa emitido el martes deja claro que se trata más bien de un pacto político para aprobar ciertas leyes. Sin embargo, el fondo del mensaje, que busca poner los problemas sociales por encima de rencillas políticas, es fundamental.

Antes de entrar en el fondo, un comentario de forma. Si lo que se busca es un pacto político para avanzar en temas clave, llama la atención que el llamado sea a través de la prensa. No sólo reduce la probabilidad de tener éxito en el pacto, sino que genera una contradicción entre la forma y el fondo; mientras el fondo del mensaje busca despolitizar los temas “país”, la forma saca dividendos políticos a través de la prensa. ¿Por que? Una hipótesis es que el objetivo es alinear al oficialismo más que a la oposición.

Volviendo al fondo; lo que se busca es un pacto para sacar del inmovilismo político ciertos problemas sociales fundamentales. ¿Será posible? ¿o es una más de esas frases de panfleto que ya no sorprenden en política? Mi respuesta es mixta. Es muy factible, pero para implementarlo se deben romper moldes, tomar riesgos y ceder algunos aplausos. Para hacer un pacto es necesario que todos participantes se lleven crédito, no sólo quien lo propone.

Imaginemos que en vez del llamado por la prensa se hubiese escogido la siguiente estrategia. La presidenta Bachelet pide a los presidentes de los partidos que se junten a una jornada por un fin de semana. Seis personas, algo íntimo. Imposible decir que no. Tres temas fueron planteados para este pacto: reforma previsional, reforma educacional y seguridad ciudadana. La jefa de Estado llega a la jornada con los proyectos listos y sabiendo cuáles son los puntos difíciles para cada partido. Se negocian estos puntos en forma privada y se les asegura que los dividendos políticos serán compartidos equitativamente entre quienes aprueben el programa.

Con un proceso de este tipo no sólo se obtienen los votos necesarios para aprobar las leyes, sino que obtiene capital político para enfrentar a grupos de interés que se oponen a reformas de primer orden; como es el caso de educación y salud.

Lo anterior era más difícil hace 15 años. Hoy, sin embargo, las diferencias en los proyectos no siempre radican en el contenido sino más bien en la distribución de sus ganancias electorales.

Y cuando hay diferencias en contenido éstas tienden a magnificarse más allá de las posiciones originales con fines electorales, como fue el caso de las leyes laborales.

En suma, hoy la división entre buenos y malos no es clara. Si nos fijamos en las ideas y nos olvidamos de los apellidos a ratos es difícil saber donde está la izquierda y la derecha. Seguir pensando en un mundo bipolar es pelear con fantasmas. No hay enemigos, sólo problemas graves que resolver.

La antigua discusión dogmática sobre el tamaño del Estado es poco conducente. Tal como sugiere Giddens en “La Tercera Vía”, no debemos pensar tanto en agrandar o en achicar el Estado, sino más bien en reestructurarlo, modernizarlo. Como economista es natural pensar en costo y beneficio marginal, y el mismo principio de aplica para el tamaño del Estado; cortemos los programas malos y extendamos los programas buenos. Es sorprendente lo fácil que es coincidir en este punto, incluso con amigos que se autodenominan de extrema izquierda (aunque no exista mucha claridad sobre su significado hoy en día).

Inspirados en la idea de dialogar desinteresadamente por un Chile justo, la semana pasada se fundó Independientes en Red (www.independientesenred.cl). La idea es simple; crear una plataforma sin aspiraciones electorales pero con serias aspiraciones para influir en el debate público.

La filosofía de IR es bastante novedosa y se relaciona íntimamente con la idea del pacto social; un solo objetivo, pero muchas voces. Hay confianza en que un diálogo abierto y tolerante genera las mejores propuestas. No hay miedo al debate interno, se comparte el mismo norte. Esta suerte de wikipolitics puede cambiar la forma de hacer política en el mediano plazo. Observar este modelo de negocio podría ser determinante para el éxito del pacto social anunciado recientemente.

A las juventudes aliancistas



En la edición del 6 de octubre, la revista Qué Pasa publicó una crónica de Alfredo Jocelyn-Holt con las supuestas tres almas que existirían dentro de la Alianza. "Un estudiante de Derecho y de derecha" representa a las nuevas generaciónes. Y si bien la exageración del historiador es evidente en varias partes, claramente es capaz de dibujar una generación que demanda la modernización y un espacio de participación en el futuro proyecto de la Alianza.
Aquí la crónica del joven Alfredo.

Por una derecha XP (extraparlamentaria)

A las juventudes aliancistas:

Seamos realistas, la derecha está empatada consigo misma y con la Concertación, pero en esa ecuación, a la larga, ella no es nada, no tiene el poder real, no está en La Moneda.

Nosotros somos de otra generación, no tenemos por qué pagar los platos rotos. Precisamos de una derecha de verdad, desprejuiciada, progresista, cosmopolita y no hipócrita.

Basta ya con los fósiles de cuando no se movía ni una hoja gracias al "Tata". Tampoco queremos más políticos y empresarios entrados en carnes y canas, retratándose en las páginas sociales después del recital de Julio Iglesias. Fuera el country set acostumbrado a tandas de golf, cócteles, matrimonios, directorios, seminarios sobre management y jornadas de caridad, que luego se recoge a sus reclinatorios para ponderar las cifras de delincuencia, las nuevas tasas de la Federal Reserve y el comportamiento del dólar en los mercados internacionales, mientras la señora (con su nuevo peinado a lo Bachelet, recién estrenado, y su tercer lifting) cuenta sus impresiones de la velada: lo simpático que es la pareja de la ministra tal y cual, lo inofensivo que se ha vuelto ese "comunacho" ahora gerente general de empresa pública o privada (qué más da) y qué horror son estos díscolos que últimamente le hacen la vida tan difícil al "modelo". No todos los carcamales fácticos asisten a las misas en Los Boldos.

Hay que ser absolutamente modernos, como diría Rimbaud. Ya no más beatos. Por el contrario, debemos estar a favor de la píldora del día después, abiertos a discutir una legislación pro aborto, flexibilizar el divorcio y aceptar el matrimonio gay. Nos fascina la cultura, no nos asusta el mundo globalizado (nos subimos y bajamos de YouTube todo el día), y no somos machistas. Les hablamos de tú a vos a los "liberales" concertacionistas. No tenemos complejos, hemos leído los mismos libros y podemos ir a las mismas universidades "top", aquí y en el extranjero.

Así las cosas ¿qué pueden ofrecer los huasamacos de RN o el club de amigotes de la UDI a gente como nosotros?

Y eso que somos de derecha. No somos amargados, hemos ido a colegios pagados, hemos viajado, no nos ha faltado agua caliente y no somos ni finolis ni faltos de humor. Un poco hijitos de papá, claro está, pero eso tiene sus inconvenientes. Nuestro único pecado original es que somos hijos y nietos de esos carcamales. Qué le vamos a hacer, no podemos renegar de todo.

No puede ser que nuestra única alternativa sean ad eternum los Max Neff, Hirsch o Moulian. Suenan bien, como la Violeta Parra, Víctor Jara y los Quilapayún para la generación de nuestros padres, pero un poco forzado, como de travestis, si nos pillan en medio de ese lote. ¿Con qué cara vamos a pedir una beca Presidente de la República o sumarnos a las marchas? Por eso creemos en la igualdad de oportunidades, la meritocracia y la iniciativa individual. Queremos cargos (nuestros profesores nos han hablado mucho del "espíritu público"), pero sin votos ¿cómo?

Bueno, es cosa de ver cómo los otros lo hacen. La izquierda extraparlamentaria tampoco tiene los votos, pero de cuando en cuando hace la diferencia; la Bachelet no ha sido malagradecida. Si uno lo piensa, la Concertación no existiría sin este otro referente. Lejos del gobierno, no espantan al centro, y se les tiene cortitos. En cambio, cuando se los necesita, ahí están, se cuadran y se les toma en cuenta.

¿Por qué la Alianza no tiene esa misma flexibilidad pragmática? Allamand lo intentó, más o menos, pero se tuvo que ir de viaje y todavía no vuelve.

Si nosotros fuéramos un referente extraparlamentario tomado en serio, hasta los izquierdistas puede que se nos sumen.

Nuestra oferta política actual presenta una asimetría grave. Nos falta una derecha extraparlamentaria que nivele la mesa coja, abra el abanico de posibilidades y en una de ésas nos damos un regalo bien merecido: una derecha suficientemente moderna y progresista como para comenzar a vislumbrar ser gobierno alguna vez.

lunes, 8 de octubre de 2007

Cameron y su discurso final de la conferencia 2007

(Paciencia con la descarga. Está en alta definición y dura 79 minutos. Eso sí, está notable.)

sábado, 6 de octubre de 2007

La conferencia conservadora en UK: Behind the Scenes

Cameron y los conservadores cerraron una gran semana. Gordon Brown se desdijo respecto al llamado a elecciones anticipadas frente a un complejo escenario para los laboristas según las últimas encuestas. Al parecer, habrá que esperar hasta el 2009 para ver "quien la lleva".
Aquí un video con imágenes del backstage del último discurso de la conferencia.