viernes, 30 de marzo de 2007

El proyecto Tory




David Cameron ha logrado algo más sorprendente y transformador que volver a poner al partido conservador ingles arriba de las encuestas después de catorce años: está generando una real renovación del proyecto político, dejando al Nuevo Laborismo de Tony Blair en una suerte de “etapa superada.” Aun cuando las elecciones en UK son el 2009 y en los próximos meses veremos a Gordon Brown coronarse como Primer Ministro, la política inglesa está camino a una nueva discusión: el poder del proyecto Tory.
La primera clave del proyecto político Tory radica en su lectura de los cambios sociales de las últimas dos décadas. Los conservadores han comprendido que el real valor de la política hoy es liderar una visión que capture los desafíos de la comunidad más que permanecer en la discusión sobre las virtudes del estado o del mercado. De hecho, tienen plena conciencia que aun cuando el nuevo laborismo ha generado avances y crecimiento económico, esto no necesariamente se ha traducido en mejores comunidades ni mejor calidad de vida. Como Cameron señaló en un discurso algunos meses atrás, “es tiempo que admitamos que en la vida hay más que el dinero, y es tiempo que pongamos el foco no solo en el PGB, sino mas bien en el BEG, Bien-Estar-General.”
En su discurso político, dos ejes organizan lo que Cameron define como el “conservadurismo moderno”: confiar en las personas y compartir las responsabilidades. Fundado en la libertad como valor central, el renovado discurso asume que se debe buscar el mayor bienestar a través del adecuado equilibrio de lo que cada actor social sabe hacer mejor. Afirma que para construir una sociedad más fuerte es fundamental la participación de las personas, la familia, la sociedad civil, las empresas y el Estado. Todos tienen un rol y una responsabilidad que asumir. Con todo, en la búsqueda de ese balance, “comenzamos con un anhelo instintivo de poner más confianza en la sociedad civil y en los individuos, más que en el aparato burocrático del Estado”. Así, han logrado elaborar una visión alternativa a sus competidores. Particularmente frente a Gordon Brown, quien declaró frente a la propuesta conservadora que es “solo el Estado quien puede garantizar la equidad”.
Los tres objetivos fundamentales de su propuesta se centran en desarrollar una economía competitiva y dinámica, en construir una sociedad fuerte y cohesionada y en satisfacer el deseo de la gente por una mejor calidad de vida.
En fin. Ya veremos en el futuro el poder del proyecto Tory. Las encuestas le dan la razón pero aun falta mucho.

ICM-The Guardian poll. 7 de Marzo 2007

sábado, 24 de marzo de 2007

Cinco propuestas para ganar una elección



Cesar Barros, Que Pasa, 24 de marzo del 2007

Engel y Galetovic sostienen que nuestra tribu no gana las presidenciales porque no ha logrado atraer al centro político con nuevas -y novedosas- propuestas. Esto por el temor de que dichas acciones molesten a su voto duro. Aquí va un modesto ideario personal, con los pasos que la derecha debería dar -so riesgo de pisar callos de sus partidarios- para obtener el 5% que falta para llegar a La Moneda.


Eduardo Engel y Alexander Galetovic -en una columna publicada en La Tercera- han puesto en el tapete un tema que saca ronchas en nuestra querida tribu: por qué no logramos ganar elecciones presidenciales. Incluso con los apagones de Frei el 98 o con la crisis asiática del 99. Y a lo mejor tampoco el 2009, pese al desastre del Transantiago o las crisis sucesivas en Chiledeportes, que han dejado al descubierto una ineptitud nunca antes vista (quizá desde los "condoros" más famosos del capitán general).
El análisis es agudo y como sus autores provienen de sectores políticos diferentes, da la impresión, leyendo sus conclusiones, de que una vez más la derecha y la izquierda unidas jamás serán vencidas.
La tesis de Engel-Galetovic es que la izquierda ha sabido "traicionar" en forma exitosa a sus extremos: a los que, por un lado, querían fusilar a Pinochet el día uno, a los que deseaban comerse con puré a las AFP y a las isapres y devolverle al Fisco la CAP, la CTC y las eléctricas. Y, por otro lado, a los que se oponían a la ley de divorcio y a la píldora del día después.
Según el planteamiento de marras, estas actitudes han confirmado, al centro político, la ecuanimidad y moderación del liderazgo concertacionista, su capacidad de manejo de los extremos y su confiabilidad de largo plazo.
La derecha, en cambio, ha sido -siguiendo la lógica de la tesis- incapaz de romper con el pasado de la dictadura, con los grandes grupos económicos y con las versiones más extremas del catolicismo conservador. Ergo, resulta poco confiable para el centro, que aún la percibe como los representantes de los poderosos, de los militares y del Opus Dei, para ponerlo en forma simplista.

Ahora que murió Pinochet

Yo comparto la tesis de Engel y Galetovic sólo marginalmente. Creo que el problema fundamental de la derecha está por otro lado. Porque incluso haciéndose cargo de la teoría, implementar la receta para nuestra tribu no es tan simple como lo fue en su momento para la izquierda.
Ellos nacieron como un amplio arco iris, convocando desde a don Gabriel Valdés hasta Gladys Marín (la izquierda extraparlamentaria vota Concertación en las segundas vueltas, de modo que es lógico incluirla como fórmula de análisis), y se aglutinaron no sobre la base de propuestas programáticas concretas en lo económico y social, sino más bien en la lucha contra la dictadura: ahí se forjaron sus amistades, sus lealtades y sus círculos de hierro.
La oposición, en cambio, no tiene esa dispersión. Nunca la tuvo. El pinochetismo no prendió (para disgusto del capitán general). El extremismo de la derecha política ha sido inexistente, salvo entre 1971 y 1973 (pero fue más anecdótico que real). Por lo tanto para la derecha es más difícil "traicionar" extremos "incivilizados", anacrónicos o violentistas, cuestión que en la "Concerta" es casi una tarea cotidiana: piénsese en los chavistas (los nuevos nacionalsocialistas latinoamericanos), en los comunistas (que perdieron toda relevancia después de la caída del muro de Berlín) o en los violentistas que todos odian.
A mí modo de ver es mucho más difícil aplicar la receta de Engel y Galetovic en la derecha: el fundamentalismo religioso es poco representativo en votos y tampoco ha sido caballo de batalla, salvo en ocasiones más bien anecdóticas y muy precisas. Pinochet murió y con él sus viudos, salvo casos patéticos y poco representativos.
Creo que el problema de la derecha es la falta de propuestas creíbles, que la hagan atractiva más allá de su clientela habitual, de su voto duro. Su desafío es ganar nuevos adeptos sobre la base de nuevas ideas y de esta forma armar su propio "arco iris" que compita en forma exitosa con el de la izquierda. Da lástima, en todo caso, que no lo hayan podido plasmar justo ahora que murió Pinochet, cuando a la Concertación se le acabó la "bete noire" y el clima está más que propicio para una nueva batalla, esta vez en el campo de las ideas.

Sin propuestas populares

La derecha no crece -en personas y en ideas- porque ha renunciado a tener propuestas populares: parece que no tiene fe en sí misma y en sus ideas. Y son éstas las que dieron origen al PP español y ahora a los neoderechistas británicos, suecos y de otras latitudes.
La izquierda chilena tenía una gran propuesta: el regreso civilizado a la democracia. La inserción de Chile de vuelta entre las naciones civilizadas. La validación de un sistema de mercado nacido al alero de la represión.
La derecha, en cambio, quiso defender "el modelo". Pero fue cooptada por una izquierda moderada más inteligente: ahora los empresarios "aman a Lagos". También pretendió proteger la obra modernizadora de Pinochet, pero ésta se protegió sola. Y así se quedó sin propuestas, justo cuando a la Concertación se le acabó su programa fundacional y su enemigo emblemático

Un ideario

El país está sin propuestas atractivas desde la izquierda y desde la derecha. En forma muy presuntuosa, pero esperando aportar un granito de arena, es que me permito entregar algunas ideas que le pueden dar a la derecha el pequeño y hasta hoy esquivo 5% que le sigue faltando para quitarle el poder a la izquierda y con ello avanzar en lo que le falta a la transición: la alternancia en el poder, sin la cual la democracia se transforma en su antítesis.

Los grandes están protegidos: ahora hay que defender a los chicos

La derecha debe entender que los empresarios chilenos que necesitan su ayuda y protección son los más de 250.000 agricultores informales que existen a lo largo y ancho de Chile y otro número similar en la construcción y en el comercio, que nunca en su vida han firmado un pagaré o llenado un formulario del SII.
¿Cuál ha sido hasta ahora la propuesta de la derecha para ellos? ¡Eliminar el impuesto de timbres y estampillas y proponer una FECU simplificada! Si a ellos jamás les han otorgado un préstamo, no son contribuyentes activos, no tienen contadores, ni comercializan directamente sus productos.
La derecha no ha sido capaz de estructurar propuesta realista alguna para ellos, porque sigue anclada a las grandes empresas y a los think tanks financiados por éstas, que no requieren de defensa alguna porque tienen utilidades récord, contadores, legiones de abogados y de asesores financieros, los bancos se los pelean y las bolsas también.
Mientras no giren el foco, los 13 mil productores de uva, los 20 mil de maíz y los 80 mil de trigo seguirán percibiendo a la derecha como la representante de las grandes viñas, los molinos y los grandes agroindustriales. Cambiar esta línea tradicional de acción molestará a los retailers y grandes empresarios, que hoy negocian desequilibradamente con los más chicos, que están huérfanos y desorganizados.

Meritocracia, pero en serio; demasiado en serio

Contra el Estado-botín de la Concertación, hay que imponer un estricto sistema de meritocracia: carrera funcionaria de gran prestigio, renuncia definitiva al pituto (aunque sea el hijo de mi amigo o el sobrino de mi compadre) y ayuda a las clases medias y populares talentosas con un sistema de reclutamiento activo de neuronas, tanto para el Estado como para las empresas, universidades y otros centros de formación profesional. Así es en todos los países desarrollados. Esto sólo por poner un ejemplo: Si Marcelo Salas o el Matigol hubieran nacido en EE.UU., las mejores universidades se los habrían peleado para darles una beca deportiva. Aquí tuvieron que seguir la dura ruta de los que no poseen pituto ni son amigos de algún presidente de partido político.
Seamos claros: la derecha no ha propuesto nunca esto, porque también tiene sus propios intereses de clase que defender, sus amiguismos y redes de poder de las elites. La propuesta concreta de la derecha para tener un Estado pequeño, pero eficiente y meritocrático, no existe hasta ahora. Un Estado descentralizado, con democracia regional y sin dictadura desde Santiago, ni de autoridades ni de recursos. Pese a que a algunos caudillos capitalinos les moleste.

Luchar contra lo políticamente correcto y extranjerizante

El sano nacionalismo, las tradiciones y la soberanía son parte de los valores de la clase media y también de las clases populares chilenas: hoy están amenazadas por una izquierda extranjerizante y por poderes externos que quisieran que despoblaramos de Puerto Montt al sur, para que extranjeros y organizaciones financiadas del exterior manejaran a su amaño esos territorios. Y que la IX Región se la diéramos a extremistas étnicos para que éstos finalmente sean manipulados y controlados desde fuera.
Hay que privilegiar la población y no la despoblación y la igualdad ante la ley y la soberanía chilena sin contrapeso en todo el territorio, especialmente en las zonas más aisladas. No al revés. Resguardar las tradiciones, cuidarlas y ayudarlas ¡qué viva el rodeo, los huasos, la cazuela y la cueca!

Pese a que duela a los conservadores: la familia chilena cambió. Y hay que asumirlo

La familia chilena popular esta desapareciendo como concepto, con consecuencias desastrosas: es causa -al igual que en los países desarrollados- de pobreza dura e infelicidad. La derecha en vez de tener una política ad hoc para este grave problema -y escuchar a Gonzalo Vial que lo viene predicando por décadas- se preocupa de combatir el divorcio que es un tema de las elites, porque a nivel popular la gente ni se casa.
La derecha no tiene una política creíble que reformule la familia popular chilena, que ya no es la que le gustaría tener ni a la Iglesia, ni a las clases dirigentes, y que probablemente nunca volverá a ser como quisiéramos.
Hay que solucionar urgentemente la pobreza inducida por la inestabilidad parental, el trabajo de la madre soltera y la falta de roles paternos estables.
En este tema la derecha vive del pasado, del catecismo y del voluntarismo: para triunfar debe mirar la realidad como es y no como les gustaría que fuera. Serán criticados por los extremos y por los filósofos, pero se debe imponer el realismo.

La distribución del ingreso: la madre de todas las batallas

El tema de la distribución del ingreso está al principio y al final del cuento: si tomamos los nueve deciles más pobres, sin considerar al más rico, Chile tiene una distribución del ingreso parecida a la de EE.UU. O sea, razonable. Pero si le agregamos el decil más rico, quedamos con una de las peores del mundo. Mientras la derecha sea vista por los nueve deciles de más abajo como la representante del decil de arriba, estamos fritos: Lavín avanzó en ese camino, Longueira lo entiende, Lamarca lo dijo, también el cura Berríos y Benito Baranda? ¿pero, por la cresta, quién en la derecha los escucha?

miércoles, 14 de marzo de 2007

La derecha y el centro político





José Miguel Izquierdo, académico de la Diego Portales, publicó está columna hoy en La Tercera. Hace un lúcido análisis crítico al artículo del Reportajes del mismo diario escrito por Engel, Galetovic y González, publicado el último domingo. Aquí la versión original del autor.




Engel, Galetovic y González han planteado que la derecha pierde las elecciones presidenciales porque sus liderazgos son percibidos muy lejos del centro político, lo que podría estar determinado por la forma en que el sector vota en el Congreso.
Asumiendo la posibilidad de que el argumento sea cierto, es también preciso destacar algún matiz. Diríamos que el elector moderado requiere conocer la posición de la derecha en el Congreso para afirmar que la valoración que se hace del pacto esté determinada por cómo se votó, por ejemplo, por el proyecto de ley de AFP. Es posible que una parte del electorado de centro se interese y tenga a su alcance información sobre las votaciones legislativas y los argumentos que la sustentan. Pero esa parte es pequeña.
Más bien, lo que interesa, también al hablar de moderación de las posiciones programáticas es competir por un espacio en la agenda pública con un mensaje moderado. De esa forma, el cambio necesario en la derecha pasaría, también por morigerar la percepción del electorado, también de centro, sobre puntos específicos.
Lo que más molesta al elector de centro es el carácter conflictivo de la política, en general. Además, la principal característica de las coaliciones es, ante la opinión pública, la recurrencia de “demasiadas divisiones y conflictos”. De ahí que la necesidad de definir un mecanismo para resolver civilizadamente qué fórmula privilegiará la Alianza para llegar a La Moneda es relevante para este sector. A la luz de los estudios de opinión realizados por el ICSO-UDP vemos que el 54,1% de los electores de derecha manifestó su preferencia por un candidato para el 2009. En el centro, la alternativa unitaria supera a la divisoria obteniendo 41 puntos sobre 15.
En este aspecto, tanto el registro de las preferencias como la evidencia internacional entregan fuertes argumentos para señalar que, antes o después de las elecciones municipales 2008, pero no después, es preciso definir cómo se zanjará la candidatura presidencial.
En momentos en que la Concertación exhibe sin pudor su falta de apoyo a la Presidenta y continúan emergiendo las acusaciones por mal uso de recursos públicos, aumenta la conveniencia de un pacto opositor dispuesto a destrabar el proceso de desarrollo. Algo más de proposición sería efectivo para el conglomerado de derecha que, hasta ahora, se ha resguardado en la fiscalización de la corrupción institucional.
Por otra parte, observamos que cualquier estrategia orientada a captar al elector de centro debe considerar sus preferencias en materia de políticas pública, lo que implicaría un esfuerzo programático aún inédito en la derecha. Observamos que el centro político no siempre es moderado cuando manifiesta su opinión en estas materias. Enfrentados a situaciones dicotómicas, es más probable que un individuo identificado con el centro político opte por las posiciones de la izquierda. Esto ocurre incluso frente a temas que dividen a las elites parlamentarias entre izquierda y derecha. Por ejemplo, en 2006, la aplicación de un royalty a la minería era apoyado por la Concertación mientras la derecha se oponía. En 2006 un 92,5% de quienes se identificaron con el centro político se alineaba con la postura oficialismo. Asimismo, el 93,8% de quienes se identifican con la izquierda la apoyaban e, incluso, el 82,1% de los identificados con la derecha se alineaban con el discurso oficial. En este caso, entonces, la posición de la Alianza, pro libertades y renuente al cambio de normas que regían el negocio minero, no penetró siquiera con fuerza en su electorado más duro.

Por último, desde una perspectiva dinámica, anotamos que la captación del electorado de centro por parte de la derecha es un proceso verificable y, por lo tanto, posible en nuevos escenarios. Las encuestas CEP, entre el segundo semestre de 2004 y todo el 2005 mostraron una evolución en la intención de voto de aquellos identificados con el centro y con la derecha. Ambos registraron, en distinta magnitud, una progresiva identificación con la candidatura de Bachelet a costa de Joaquín Lavín. Posteriormente, la candidatura de Sebastián Piñera provocó un reordenamiento de las preferencias. Los electores de derecha que estaban dispuestos a votar por Bachelet con Lavín en la boleta volvieron al sector y algo similar, en menor magnitud, se observó entre quienes nos ocupan, el centro político. Por ello, dada esta experiencia de “recuperación” planteamos que es posible, dada la situación política actual que volvamos a observar volatilidad entre los electores moderados, lo cual, aparentemente, podría beneficiar a la derecha, si esta corrige estos aspectos en su participación en la agenda pública.

C&C se actualiza



Para empezar, YouTube se puso formal. El portal de videos por Internet acaba de lanzar YouChoose’08, un espacio donde los diferentes candidatos a la Casa Blanca, republicanos y demócratas, pueden colgar sus videos “oficiales”. C&C le pone un artículo del Washington Post con toda la info. Luego le agregamos el paper Celebrity Politicians: Popular Culture and Political Representation. Su tesis considera que hay políticos que usan elementos de “farándula” para posicionar su agenda y a su vez, hay “rostros” que usan su popularidad para avanzar causas políticas. Tradicionalmente se ha criticado que ambas tendencias erosionan la representación política y la democracia. Este artículo va en contra de esta postura, proponiendo que el “celebrity politician” es una estrategia de representación política coherente y legítima. Juzge usted. Finalmente, una de las noticias más interesantes ultimamente para los grupies de la Democracia+Internet. Se trata de las primeras elecciones en el mundo que se organizan completamente por Internet. Los estonios pudieron votar desde sus casas o de sus oficinas. Aunque surgieron críticas y dudas, se trata de un gran paso adelante. Un artículo de La Vanguardia cuenta más detalles.

Informese en "Ciudadanos & Consumidores"

Vote diferente

Este video empieza a dar las primeras señales de "campaña negativa" dentro del partido demócrata en USA en miras a las primarias. Hillary recibe un golpe sofisticado, directo, pero por sobre todo, con ingenio en su realización. Es solo post producción y de buena calidad. Un caso de video viral de notables resultados(llegó a ser tercero en YouTube en los primeros días de su lanzamiento). Sus autores: activistas pro Obama.


lunes, 5 de marzo de 2007

Mire el pajarito!

Estas dos fotos han sido publicadas en los últimos días repetidamente en la prensa inglesa. Un jóven Blair junto a sus banda de rock, jugueteando con su mano derecha. La segunda es de Cameron. Un "pandillero", como lo han llamado los diarios locales, le dispara simbólicamente por la espalda.
En días donde la imagen es todo...

viernes, 2 de marzo de 2007

El mérito y los “hijos de”



Los últimos días hemos sido testigos de una gran fiscalización al gobierno por las Becas Presidente de la República. La pelota la puso en el punto penal Patricio Navia y fue servida por el presidente de la UDI, Hernán Larraín. Dicho sea de paso, mi padre. El hecho a generado un gran revuelo. No solo obligó al Gobierno a dar un primer paso en transparentar la situación sino que ha provocado una serie de discusiones sobre el mérito, las redes de contacto y los “hijos de”. Si bien en este momento lo central es continuar transparentando los criterios con que han sido otorgadas las becas y conocer el (in)cumplimiento de los becarios respecto a las obligaciones que esta impone, aprovecho la oportunidad para hacer un punto respecto del mérito y los “hijos de”.
"Lo que más me da lata asumir es que no se valoren las capacidades". La frase es de Sebastián Dávalos, el “hijo de” la presidenta en la ya famosa entrevista a la Revista El sábado de El Mercurio y punto inicial de la polémica. Davalos se quejaba de las sospechas sobre sus talentos y era solo el primero. Desde que explotó el conflicto, varios "hijos de" (o los propios padres) que han obtenido las Beca Presidente de la República han expresado su molestia por las dudas que se han levantado respecto de sus méritos, justificando lo justo que es haberlas recibido. Un argumento se repite: los "hijos de" no deben cargar con el prejuicio sobre la calidad de sus méritos pues son personas independientes y que por lo tanto, no se deben mezclar las cosas. Sin embargo, esto no es posible y aun más, la sospecha es fundada.
Ser "hijo de" en Chile es en general, pertenecer a ese 10% de la población que nace con los privilegios de la mejor educación posible, un gran capital social y una sólida red de protección. No solo eso, ser "hijo de" abre puertas, muchas veces puede facilitar conseguir un trabajo y para ciertas personas es una manera de generar puentes con personas influyentes.
Es cierto que hay un gran costo. El mérito por el hecho de ser "hijo de" siempre será puesto en duda, se tenga en mayor o menor medida. Sin embargo, en una sociedad como la que queremos construir donde el talento hace la diferencia, los "hijos de" deben afrontar todos los cuestionamientos correspondientes y asumir que el respeto de los demás es una empresa difícil de lograr. Especialmente en Chile, donde históricamente pertenecer a ciertas familias y portar ciertos apellidos es una garantía de privilegios. Esta realidad, si bien está profudamente instalada, deba cambiar.
En lo central, si bien ser “hijo de” tiene costos y beneficios. Los beneficios son mucho mayores. Cargar con el prejuicio y la sospecha respecto de los méritos propios es una realidad respecto de la cual no caben quejas. En una sociedad de oportunidades donde el mérito es lo importante, los “hijos de” deben tomar aun más responsabilidades. Por de pronto, aceptar las dudas sobre las capacidades propias y ser parte de un cambio cultural a una sociedad inclusiva y de oportunidades abiertas.