Algunas medidas urgentes y de sentido común, el menos común de los sentidos.
Hubo misiones extranjeras famosas en la historia de Chile. Venían a prestarnos una asesoría en materias económicas y financieras. La inflación era nuestro problema y desde fuera se veían mejor las causas y los posibles remedios. Se instalaban en Chile por períodos extensos, miraban, pensaban e informaban. ¿Les hicimos caso? Más o menos…
La Alianza necesita algo así. Alguien de fuera, no contaminado con dimes y diretes, no abanderizado. Un consultor especializado que pueda meterse por los vericuetos de la deslealtad, por las alcantarillas de la inconsecuencia, por las arterias de la apatía, y desde esa triste realidad, diagnosticar males y sugerir remedios eficaces.
Entre seis meses y un año necesitarían los estudiosos de la consultora para darse cuenta de las fortalezas y debilidades de la Alianza y, como buenos expertos, podrían proponer las siguientes medidas para el 2008, con vistas al 2009, pensando en el 2013, ya que nunca hay que cerrarse a un solo plazo en esto de los procesos sociales.
Primero. Dirigentes, muestren ilusión: que les brille la mirada, que sus palabras inflamen los corazones, que los chilenos vean el fondo de sus intenciones, grandes y puras. Ni una gota de demagogia, ni un gramo de marketing: solo muestren la seguridad profunda de que ustedes lo harán mejor. Exhiban sonrisas de convicción, no de seducción. No más bonhomía insustancial.
Segundo. Marquen media docena de ideas fuerza realmente naturales, humanas, fundamentales; sí, de ésas que la mujer chilena valora sobre todo lo demás y que ella, madre, podrá divulgar y machacar en su casa, sea cuál sea el tipo de vida que ella lleve, porque ustedes sin miedo le supieron tocar el alma. ¿Cuáles? Familia reforzada, barrio seguro, educación libre, juventud incentivada, trabajo remunerado, pobreza combatida. Y concreten cada una de esas ideas en dos, tres medidas creativas por tema. No más, no menos. Muchas de esas medidas serán recuperadoras de patrimonios perdidos; otras serán audaces innovaciones antes nunca propuestas. Conservación y cambio. ¿Por qué no intentan esa ecuación armónicamente, sin complejos?
Tercero. Pidan, exijan. El chileno está hasta la coroniya (error ortográfico de los informantes) de que le hablen de derechos, prebendas, protecciones, pitutos y garantías, porque sabe que esas monsergas implican más Estado y que las platas se las llevan otros, unos servidores de sí mismos, hasta mediante el judo y el ping-pong. Ustedes, por el contrario, pidan y exijan: trabajo, sacrificio, esfuerzo, entrega, generosidad. Hablen para los chilenos que ustedes mismos ayudaron a forjar en años pasados, para esos compatriotas emprendedores y audaces, que están en todos los segmentos sociales. No hablen más para las clientelas de borregos.
Cuarto. Conserven lo mejor del pasado, venga de donde venga. Lo mejor en el plano ético, primero; lo mejor en el plano legislativo, después; lo mejor en las prácticas económicas, finalmente. Por ningún motivo renieguen de sus convicciones morales, culturales, históricas y económicas: la mejor defensa no es el matiz que confunde al seguro, sino que es la explicación certera que refuerza al indeciso. Hemos visto en videos y escritos cómo argumentaba Jaime Guzmán. No lo conocimos personalmente, pero ¿por qué no tratan de imitar su consecuencia y claridad? Finalmente, purifiquen sus comportamientos personales. Sentimos tener que entrar en un tema tan sensible y en el que no lanzamos una primera piedra, sino que simplemente nos hacemos eco de lo que hemos visto en meses de estadía en Chile. Cada entrevista para este informe, cada encuesta, cada estudio de campo, arrojó el mismo resultado. Sus electores son iguales a ustedes, es decir, son inconstantes, frívolos, quejumbrosos, frondistas y olvidadizos. O ustedes cambian y se ponen leales, amables, coherentes y combativos, o no podrán esperar de ellos una actitud correspondiente. Sus votantes son tan poco consistentes como ustedes. En lo personal, cambien ustedes primero o en Chile no cambiará nada.
Gracias por su confianza señores de la Alianza. Éxito.
Pero, preguntan desde RN y la UDI: y ¿cuánto vale un informe así? Mucho. Quizás todo un futuro, quizás toda una Patria.
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